Armamento/Armament
El sector del comercio de armas es una amenaza directa a la seguridad humana en todo el mundo y, sin embargo, continúa expandiéndose como una lucrativa y poderosa industria. El desarrollo y venta de armas es un claro ejemplo del poder que el interés privado ejerce sobre la seguridad pública. “Más del 90% de todas las víctimas de los conflictos en todo el mundo son causadas por armas ligeras.” Los EE.UU. son el principal fabricante y exportador de armas, 4 veces mayor que su competidor más próximo, lo que equivale a más del 50% de la venta mundial de armamento.
Guerra significa destrucción y posterior reconstrucción, lo que es: dinero. La guerra de Irak ha generado enormes beneficios para grandes y pequeñas empresas de América, muchas de las cuales generan el 100% de sus beneficios a partir de contratos con el ministerio de defensa y algunas de ellas han visto aumentadas hasta un 164% sus acciones en menos de tres años debido a los contratos relacionados con la guerra de Irak.
La amenaza de una guerra nuclear ha estado en la primera página de la agenda de seguridad internacional desde “La Guerra Fría”. La supuesta amenaza nuclear de los estados no aliados de Occidente ha permitido una agresiva política exterior y el mantenimiento de una masiva industria internacional de armas. Mientras tanto la guerra nuclear no ha causado ni de lejos tanto daño como la venta internacional de armas. Contratistas de defensa privada, medios de comunicación, grupos de reflexión académica, y el poder político contribuyen a la fabricación de una necesidad de supuesta protección, creando así un supuesto enemigo que requiere una medida cara y drástica: “2,6 billones de dólares para comprar: tres DDG destructores Aegis-51, utilizados en entornos multi-amenaza que incluyen aire, aguas superficiales y sub-superficie y un programa de inmunización con vacunas y micronutrientes para los niños del mundo. La invención de amenazas y su consiguiente proliferación es un facilitador de conflictos y un preventor de la paz en el mundo.
Que las políticas de seguridad nacional condenen la exportación de drogas, mientras que al mismo tiempo promueven la venta de armas ( las cuales causan muchísimas mas muertes que las anteriores), muestra una dramática falta de coherencia, que no puede ser ignorada. Si la paz es tomada como principal objetivo de la seguridad política, la industria de armamento se considera como la mayor amenaza para la seguridad humana.
The threat of nuclear war has been at the top of the international security agenda since the Cold War. The supposed nuclear threat from states which are not allies of the West has allowed for aggressive foreign policy and the maintenance of a massively inflated international arms industry. Meanwhile nuclear war has not caused nearly as much damage as the international sale of weapons. Private defence contractors, the media, academic think-tanks, and the political establishment all contribute to the fabrication of a necessity for weapons and supposed protection, fabricating an enemy for which a costly solution is required: “2.6 billon will buy the following: -three DDG-51 Aegis Destroyers, used in multi-threat environments that include air, surface and sub-surface threats OR Immunization program with added vaccines and micronutrients for the world’s children.”
The construction of threats which harnesses the proliferation of arms is one of the greatest facilitators of conflict and preventors of peace around the globe. National security politics which condemn the export of drugs, while they simultaneously promote the sale of weapons, (which causes dramatic more deaths worldwide than the former), shows a dramatic inconsistency, which cannot be ignored. If peace is taken-up as the goal of security politics, the arms industry would be regarded as the greatest threat to human security.
Text: Catherine Charrett