Enfermedad/Disease


Lucia Emanuela Curzi
En nuestra época la relación entre la amenaza real de una enfermedad y su segurización no están directamente correlacionadas. 

La gripe porcina estalló en abril de 2009, en julio de 2009 se habían registrado 94.492 casos confirmados y 433 muertes en todo el mundo. Estos números cuentan y son una cantidad significativa de personas. A través de una mirada comparativa a esta amenaza de la gripe porcina podemos comprender cómo las amenazas existen en nuestra sociedad y cómo se construyen. Cada año en todo el mundo cerca de medio millón de personas mueren de la gripe común y más de un millón mueren en la carretera. Causas de muerte mundiales como la cardiopatía isquémica, los accidentes cerebro-vasculares, las enfermedades vasculares y las infecciones respiratorias inferiores son responsables de alrededor de 17 millones de muertes al año. Enfermedades como las diarreicas, el VIH / SIDA y la tuberculosis matan a otros 6 millones de hombres, mujeres y niños al año. Estos números sugieren que otros factores además del temor a la muerte sustentan la política de seguridad.

En primer lugar, los medios de comunicación potencian la capacidad de crear historias dramáticas y llevar así las cosas fuera de proporción, cuando por otro lado todos los días hay muertes por otras causas que no llegan a la vista del público.
Otros brotes parecidos, han tenido una similar difusión, la enfermedad de las vacas locas (vECJ), el SRAS y la gripe aviar, causando la muerte de 164.774 y 257 personas respectivamente. La BBC ha elaborado una “cartografía del virus” en una página web dónde todos podemos observar la “agresiva propagación” de la gripe porcina en todo el mundo. 


En segundo lugar, la mayoría de las muertes causadas por la gripe porcina han tenido lugar en el mundo occidental, lo que sugiere que la seguridad sanitaria internacional parece ser más urgente cuando son vidas occidentales las que están en peligro. Los principales poderes en los países afectados han asumido su papel de protección de las personas mediante el desarrollo de un Servicio Nacional de la Pandemia de Gripe y una línea telefónica y de Internet con servicios de asesoramiento en el Reino Unido por ejemplo, o a través de cuarentenas de los colegios nacionales y extranjeros de la escuelas de China donde han habido casos de posible fiebre. Otras enfermedades o causas de degradación de la salud no han recibido la misma atención.

Desmontar la percepción de la gripe porcina como una “verdadera” amenaza no es sugerir que no es una cuestión que merece atención y acción, sino por otra parte sensibilizar nuestra aceptación de las amenazas generadas, y al hecho de que podemos no estar teniendo acceso  a toda la información, que esta puede no siempre ser transparente y entendamos así la amenaza de una manera relativa. 


La amenaza de la enfermedad, sin embargo, muestra la ineludible interconexión del mundo, y como para luchar contra una amenaza a nivel mundial se precisa la cooperación internacional. La segurización en la enfermedad con un punto de vista práctico, armónico y de real puede promover relaciones pacíficas entre los Estados, y debe implicar el abandono de la discriminación por culturas y la protección la selectiva.



In our day and age the link between the actual threat of a disease and its securitization is not directly correlated.  Swine Flu broke out in April, 2009 and by July 2009 there have been 94,492 supposed confirmed cases and 433 deaths worldwide.  These numbers matters and it is a significant amount of people.  Although a relative look at the threat of Swine Flu offers an interesting understanding of how threats exist in our society and how they are constructed.  Every year around the globe about half a million people die of the common flu and more than a million die on the road.  Global killers such as Coronary heart disease, stroke and cerebrovascular disease and lower respiratory infections are responsible for around 17 million deaths per year.  Diseases such as Diarrhoeal disease, HIV/ AIDS, and tuberculosis kill another 6 million men, women and children a year. These numbers suggest that other factors besides the fear of death feed security policy.  

Firstly, the media feeds off the capacity to create dramatic stories, subsequently, blowing things out of proportion, where on the other hand everyday deaths from everyday causes don’t make it to the limelight.  Other such outbreaks with a similar real impact enjoyed similar fame, MadCow Disease (vCJD), Sars and the bird flu, killing 164, 774, and 257 individuals respectively.  The BBC has developed a “mapping of the virus” website where we can all observe the aggressive spread of Swine flu across the globe.  Secondly, the majority of the deaths caused by Swine flu have taken place in the Western world, suggesting that international health security crises appear to be more pressing when Western lives are at risk.  Central powers in affected countries have assumed their role as the protector of the people by developing a National Pandemic Flu Service and a hotline and internet advice services in the UK, for example or through the quarantine of nationals and foreign school children in China for having high temperatures. Other diseases or causes for impoverished health do not receive the same attention.    

Deconstructing the understanding of swine flu as a “real” threat does not intend to suggest that it is not an issue, which merits attention and action.  It does however, intend to sensitize our acceptance of generated threats, whereby we give weight to the fact that we might not have access to all or clean information or we understand the threat in a relative manner. The threat of disease does however, draw our attention to the inescapable interconnectedness of the globe, and in order to combat such global threats international cooperation is required.  The securitization of disease in a practical, need-induced and harmonized way can promote peaceful relations between states, and should involve the abandonment of culture biasness and protective research, development distribution.  

Text: Catherine Charrett
Ilustration: Lucia Emanuela Curzi

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